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martes, 16 de septiembre de 2008

Fanfic Fullmetal - Borrador


Estoy entre ponerlo o no ponerlo en fanfiction, se vé interesante (en mi cabeza) pero no sé si pueda continuarlo pronto.... en fin...lo pongo aqui para que luego no se me pierda...

Fan fic - borrador

El auto llevaba ya tiempo rebasando por mucho el límite de velocidad reglamentario, demostrando su apuro y traicionando su orgullo. Cuando recibió la noticia salió del cuartel tan rápido que era inevitable no haberse delatado frente a todos. Su mente se quebró cuando le avisaron de su hermano, todo se revolvió dentro de ella e incluso dudó en ir, en realidad fue su cuerpo el que por inercia realizó las acciones necesarias para terminar en el automóvil de Mustang en dirección al hospital de Central.


Conforme se iba acercando el tiempo iba obrando sobre sus pensamientos, calmando la tormenta interna que, si continuaba en apogeo, lo llevaría al hospital, pero como paciente, tal y como estaba su hermano en ese momento.
Cuando llegó, mientras esperaba que la recepcionista le informara en que habitación estaba él, intentó recordar la ultima vez que supo de su hermano, era Winry quien en ocasiones le daba noticias, pero ellas cada vez eran menos claras y se presentaban en intervalos de tiempos cada vez mas largos.

La habitación donde se hallaba Alphonse resultó estar al final de uno de los pasillos, un cuarto privado muy iluminado. Se encontraba durmiendo en la cama, menos mal, pues de otra forma su presencia sería una intrusión poco agradable. Asi que por el momento podía al menos sentarse hasta espera a que hermano despertara y hacer su papel de hermano mayor después de cuatro años sin asumirlo activamente.


No se veía grave, el medico le informó que su situación nunca estuvo en peligro, solo tenía unos cuantos vendajes en sus brazos y unas puntadas en la frente. Se dejó caer pesadamente en el sofá que estaba a un lado de la cama, llevó una mano a su cara limpiando el frio sudor de su frente, ahuyentando los miedos que lo acompañaron en todo el trayecto. Miró a su hermano inconsciente, agachó su cabeza cubriéndola con sus brazos, tratando de prepararse para la tormenta que se avecinaba, solo se abrieran ese par de ojos pardos el reencuentro no sería nada agradable, tenía que actuar bien su papel, ocultando la angustia y preocupación que pudiera sentir, ignorar la añoranza por los tiempos en los que estaban unidos. Ignorando la voz en su cabeza que le recriminaba no haberlo detenido cuando era tiempo, antes de que la relación se deteriorara tanto.


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Sentía su cabeza pesada, al abrir sus ojos todo se veía borroso ¿Dónde estaba? Aquel lugar no parecía el viejo edificio en el que recordaba debió de terminar inconsciente. Una voz lejana atrajo su atención, dirigiendo su miraba a un costado. Su vista comenzaba a mejorar, podía ver que estaba en una cama de hospital, vio sus brazos vendados. Olvidándose por un momento de la voz que seguía hablando se preguntaba como había llegado hasta ahí, la cabeza le dolía mucho, pero no quería mover ni el brazo, estaba cómodo en su sitio y aquella voz lo tenia arrullado ¿de quien seria? Sin tener otra cosa que hacer intentó buscar la procedencia de dicha voz.


Sus ojos debían de estarle engañando, o esa era una persona muy parecida a él, de otra forma no entendía como era que tenía en esa habitación a su hermano Edward. Estaba cerca de la puerta con el teléfono hablando en tono serio, traía el uniforme militar puesto, salvo su chaqueta colgada en el sofá, su cabello como siempre agarrado en una coleta que con los años había aumentado de tamaño.


– No lo sé, tal vez me quede --- decía Edward – esta bien, solo esperan que despierte – estaba hablando de él, su voz preocupada lo remontaba a los tiempos en los que aun seguía atrapado en una armadura – que tontería, yo estoy bien – lo vio fruncir el ceño, abriendo y cerrando, sin darse cuenta, su mano izquierda. Quedó hipnotizado observando esa mano que escondía tras un guante las partes mecánicas que lo formaban. ¿Estaría nervioso o le dolería su hombro? Quiso acomodarse en su cama cansado de la posición en la que estaba, acción que logró que Edward se percatara de su presencia, inmediato colgó el teléfono y retomó su lugar en el sofá, endureció su rostro cansado para su hermano menor, Alphonse respondió desviando su rostro a otro lado de igual forma molesto.


– Menudo problema en el que te metiste – apretó los puños, conteniéndose de no iniciar una pelea con Ed – te encontraron unos oficiales, se enteraron del disturbio que causaron en esa bodega, arrestaron a esos criminales, te sacaron justo a tiempo, antes de que se viniera el edificio abajo.

Edward guardó silencio, esperando con falsa esperanza a que el otro dijera algo, sin embargo Al solo le dirigió una mirada dura, un claro “no es tu asunto”. Era tan fácil leerlo, esos ojos le mostraban todo y él, con la experiencia que obtuvo cuando la única forma de saber los sentimientos de su hermano era a traves de un par de ojos rojos, conocía la forma de descifrar tan secreto mensaje ¿Alphonse lo sabría?


– Llamaré al doctor, quiere revisarte – levantándose le dio la espalda, estaba fatigado, llevaba días sin dormir, cuando recibió el aviso acababa de llegar de una misión que lo tuvo vigilando en vela a un grupo de traficantes en la frontera, presentía que por eso Mustang lo llamó desde el cuartel, habían hecho una apuesta para ver si llegaba ileso al hospital.


Antes de salir se quitó los guantes, observo de reojo como su hermano, de forma discreta, se quedaba mirando sus manos, por lo que metió al bolsillo su mano derecha.


– ¿Aun sabes lo que estas buscando? – preguntó dudando en un principio.


Alphonse pudo notar la tristeza que ocultaba su hermano en esa pregunta, no por eso iba a deshacer esa dura y resentida mirada, bajó su vista hacia donde se hallaba oculta la mano derecha de Edward.


– Si – el mayor cerró la puerta, dejando a su hermano con la mirada perdida en la chaqueta de militar sobre el sofá.

La promesa del antiguo Edward era la de dejar la milicia en cuanto recuperaran su cuerpo, no obstante aun con la meta cumplida seguía siendo parte del equipo de Mustang. Tal vez era por el dinero, un alquimista tenía un salario bastante llamativo y los beneficios superaban a los de un soldado común. O también podría ser que su ausencia lo hundía en la soledad y necesitaba un apoyo para salir a flote, ¿en verdad sería eso? No, eso era darse mucha importancia.


El medico, seguido por Edward, llegó pronto, su hermano volvió al sofá mientras el medico comenzaba a hacerle el chequeo de sus heridas. Todo iba bien, ninguna herida era de gravedad, salvo una costilla rota que lo tendría en reposo por un par de semanas. Ofendido observó como las indicaciones se las daba a su hermano Edward, como si se tratara de un niñato que necesitara supervisión.

Edward, al parecer comenzando a dormirse, asentía ante cualquier recomendación, Alphonse pensó que tal vez andaría desvelado. Aquello no solo lo notó él, también el medico, quien al final dar las indicaciones pertinentes le ordenó al rubio que se sentará para hacerle una revisión general, eso fue suficiente para que su hermano se despertara de la sorpresa, volteó a mirar a Al por un instante, no quería que eso sucediera enfrente de él, pero el medico no le dio oportunidad, ahí mismo obligó a Edward a cooperar.


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Vergonzoso, simplemente bochornoso fue que lo descubrieran en presencia de Al, ahora su hermano no haira mas que lanzarle sarcasmos referentes a su aparente anemia. Esa misma tarde consiguió que dieran de alta a su hermano con la condición de guardar reposo. Lo ayudo a subir al auto, una vez inició el viaje el silencio volvió a reinar.


Contó los segundos para entretenerse, Alphonse tenia la vista perdida en el paisaje del exterior. Cuando perdió la cuenta del segundero, decidió hablar:


– Tengo que llevarte al departamento – escuchó un gruñido – llamaré a Winry para que esté contigo, yo me quedaré en uno de los dormitorios del cuartel hasta que te recuperes – era lo mejor, Alphonse no querría estar por mucho tiempo en el mismo lugar que él.


– Puedo quedarme en otra parte – respondió Al, no estaba dispuesto a dejar que Edward lo tomara como su responsabilidad.


– No tienes de otra, Rizenbul esta lejos, si te preocupa deberme algo, no te cobrare nada, ni el favor.


– No es por eso.

– ¿Entonces?

– No quiero que te encargues de mí, yo ya soy independiente – escucho el largo bostezo de su hermano.

– Di lo que quieras…pero seguiré aquí – volvieron al silencio.

Alphonse contempló a su hermano, su furia y enojo disminuyeron, en realidad en el fondo estaba agradecido de que su hermano estuviera ahí. Sin embargo temía, que si bajaba la guardia, su hermano podría encontrar una manera de hacerlo olvidar la razón de sus viajes.

No cedería, aunque el ya casi inexistente lazo siguiera rompiéndose, él no dejaría que nadie se interpusiera en su camino, en especial Edward.

¿Por qué su hermano no lo entendía? ¿Cómo era que sus diferencias lograron separarlos?


¿Desde cuando todo empezó a desmoronarse?

Continuara…

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