Central de anuncios

Sitio que a partir de ahora funcionará para anunciar las actualizaciones de mis distintos sitios web; fanarts, videos, fanfics, escritos, noticias del foro.

miércoles, 9 de enero de 2008

Silence - Chapter 3 - A fanfic of Shaman King

Silence

Por Lizeth Torres
Shaman king fanfiction
Genre: Romance, drama
State: In progress
Fiction rating: T (13+)

Capitulo 3
Oponente


En un rincón aparte mis suplicas son susurros que se convierten en la brisa que acaricia tu rostro, triste viento que muere en la nada sin saber si su mensaje fue escuchado

Levantó su rostro cerrando sus ojos para recibir el regalo que las nubes le ofrecían, aquella era la primera tormenta del verano, un grupo de nubes juguetonas que se adelantaba a la temporada de lluvias, no pudo resultar mas oportuna, pues después de un desgastante entrenamiento bajo el incesante calor verse bajo la fresca lluvia no era tan malo.

Sin embargo ya llevaba dos horas bajo el aguacero, algo nada sano contando que su cuerpo ya estaba más frío de lo requerido y que sus ropas se encontraban totalmente empapadas. Miró de reojo la posada, no, no iba a entrar, no quería soportar tan rápido aquella atmósfera tan pesada en la que el mismo cooperaba. Si le iba valer un resfriado el tener esa calma que le estaba proporcionando las gotas que le golpeaban ligeramente bien valía el precio.

Solo quería huir por unos momentos del hecho de tener que ser Yoh Asakura, de seguir con esa pena y esa carga, al menos hasta que la lluvia cesara.



Lo miraba desde la ventana de su habitación preguntándose cuando es que se decidiría por entrar, tal vez debería avisarle que ella estaba dentro de su habitación para que no siguiera ahí afuera en un intento mas de evitar verla. Y es que cada día que pasaba el joven Asakura se mostraba más interesado en su entrenamiento que en llegar a la casa. No era algo para sorprenderse, ella en su lugar haría lo mismo o más, si ella estuviera en el lugar de Yoh ya la hubiera corrido de la casa, tomando por ende la decisión por él mismo y no estar esperando la decisión de la indecisa chica como lo hacia él.

No obstante aunque el castaño ya no le dirigía la palabra más que lo necesario, sabia que él aun guardaba esperanzas, una vez mas demostraba ser el ser humano más paciente del planeta y eso lo estaba logrando sin proponérselo. Ya bastante avergonzada estaba de ver en las mañanas su desayuno preparado. Siempre encontraba la cocina vacía, pero no había ocasión en que a Yoh se le olvidara dejar la ración de su….¿todavía podía decir prometida? No estaba muy segura se poder seguir llamándose así, era cierto que la decisión aun no se tomaba y por ende no había rechazado la propuesta, pero también tenia que recordar que tampoco había dicho un no, ambos caminos seguían abiertos y ambos eran igual de dolorosos para ambos.

Por un momento apartó su vista de la figura del chamán bajo la lluvia, sobre su cama, muy cerca de ella, estaba el objeto que le dio Yoh después de escuchar la conversación con Kino Asakura. Un objeto que otras circunstancias hubiera sido un motivo de alegría pero que ahora solo la hacia sentirse mas culpable. Se trataba de una edición limitada del último sencillo de su artista preferido, Ringo Awaya, articulo que estaba segura no le había sido fácil conseguirlo al castaño. Solo ver el disco aun en su empaque sin abrir hacia que le naciera la curiosidad por saber lo que tenia planeado Yoh para celebrar su cumpleaños.

- Estuvo como loco por toda Shibuya buscando un sitio donde lo tuvieran, al final tuvo que hacer un pedido especial, una semana antes me pidió un préstamo para poder cubrir todo el gasto- la repentina aparición de Tamao no fue una sorpresa para ella, lo que si se preguntaba era la razón por la cual la pelirrosa se había aventurado a ir hasta la pensión sin previo aviso.

- Seguro que tú podrás decirle que se meta de una vez, a menos de que quieras cuidarlo cuando le venga el resfriado- respondió sin voltear a ver a la aprendiz de itako, su presencia en la casa en esos momentos no le agradaba a la rubia.

No era que la chica hiciera algo que ocasionara que la odia, en realidad no era verdadero odio lo que sentía al verla cerca como en ese momento, sino genuina envidia. En el pasado tuvo que ser mudo testigo del vínculo que unía a su prometido con esa chica, verlos como íntimos compañeros de juegos, pasando el tiempo como hermanos mientras que ella solo tenia permiso de verlos desde lejos en esos pocos descansos que le ofrecía Kino. Desde esa ya lejana infancia la rubia sabia que esa relación tan cercana era un verdadero peligro, si bien esos dos niños se sentían como verdaderos hermanos, la diferencia de sangre no tardaría en cambiar el lazo que los unía, la hermandad podría cambiar por otro sentimiento de un momento a otro y ese siempre había sido su mayor temor.

Temor que crecía cada vez que encontraba al castaño muy animado conversando por teléfono con la pelirrosa, en cada platica de la que era excluida por su natural silencio.

No era paranoia, analizándolo tenia todas las de perder frente a la pelirrosa, ella era una mujer fría, egoísta, tacaña, mas silenciosa que una tumba y con la elocuente costumbre de abrir la boca solo para el sarcasmo o para herir a su prometido. Mientras que la otra era una candida e inocente criatura, buena cocinera, educada y complaciente, dispuesta a ser moldeada por el hombre que se convirtiera en su pareja. Vaya que era una seria desventaja.

Verla en ese momento le hizo pensar que quizás quería aprovecharse de al situación, tal vez estaba ahí para reclamar el puesto que ella a punto estaba de rechazar. Pero de inmediato aclaró su mente, no, esa mujer nunca intentaría una cosa como esa, era ella la que si haría eso si los papeles estuvieran invertidos entre ellas.

- Si tuviera ese poder no dudaría en hacerlo- miró a la pelirrosa que acababa de retomar la conversación después de ese instante de reconocimiento, no era la chica tímida e indecisa que pensó que era, por ver primera se daba por enterada de que Tamao también había cambiado al igual que todos- pero aquí me ve, estoy visitándola a usted y no a Yoh-kun.

- ¿Kino-san quiere ya la respuesta?- preguntó mirando de reojo al chico en el jardín.

- ¿Si así fuera la tendría?- Tamao se dio cuenta de que sus palabras hicieron que se perturbara la rubia, también sabia que igual no esta muy concentrada por estar preocupada por el castaño de afuera- No me ha enviado nadie, de hecho en cuanto se den cuenta de mi ausencia no tendré ningún tiempo libre durante un mes, y no se lo digo para culparle, sino para demostrarle de lo que estoy dispuesta a hacer para ayudar a Yoh-kun.

- ¿Dispuesta a consolarlo si de pronto se queda sin prometida?

- Me malentiende, no vengo a ocupar su lugar, créame que si lo hiciera Yoh-kun no lo aceptaría.

- ¿Yo lo veo como un buen intercambio, no te agradaría?- Tamao se sonrojó por tal propuesta, una acción que bien podría mal interpretarse, pero retomó la compostura de inmediato.

- ¿Eso es lo que le inquieta? Señorita Anna, no lo vea de esa forma, no compare, no vea de esa forma la propuesta, no se le ha pedido que vea por el futuro de Yoh.

- ¿Quien te ha dicho que lo veo por ese lado?- preguntó ofendida, poniéndose de pie para retirarse, ahora si estaba enojada, solo una persona tenía derecho de analizarla hasta ese punto y esa persona no era claramente la mujer que tenia enfrente.

- Dirá que es egoísta lo que voy a decirle, pero por una vez deje que ese adjetivo la domine por un momento – Anna arqueó una ceja, una advertencia de que ya estaba al limite- sea egoísta por primera vez y piense solo en usted, es su decisión, su futuro.

- ¿Para ti seria fácil, no? Tú no lo afectas como yo.

- No subestime a Yoh-kun, por favor, decídase antes de que sea mayor el daño- y contra pronóstico al final fue Tamao la que dejó la habitación.

Viéndose sola caminó hacia la ventana, notando la ausencia del castaño, sin embargo seguida lloviendo, tal vez ya se había cansado de estar ahí, otra posibilidad era que se hubiera dado cuenta de la vista que estaba dándole a su prometida.

Ser egoísta. Si Ren Tao anduviera por ahí le diría que estaba tardando, claro que acompañado del tradicional sarcasmo del taoista. Quería serlo, pensar solo en ella por primera vez, sin embargo…


Ver a Tamao acercarse hacia él con una toalla le hizo sentir desorientado, la lluvia había logrado que por un momento se sintiera indiferente a todo, su mente pudo quedarse en blanco tanto así que no percibió la llegada de la pelirrosa.

- Hola – dibujó una sonrisa en su mejor actuación mientras recibía la toalla agradecido.

- Si le llegan a llamar de la casa principal no les diga que estoy aquí, onegai- pidió fingiendo no descubrir que el joven Asakura estaba actuando.

- A cambio de que hagas unos de tus platillos tan sabrosos- Tamao no pudo evitar aceptar el trato, tal vez con ello podía darle ánimos, por otra parte esperaba que la rubia estuviera reflexionando la conversación.

- ¿Cómo se encuentra? – llegó a preguntar después de convencer al chico de tomar una ducha para evitar un resfrió, Yoh solo le devolvió una media sonrisa antes de retirarse, un gesto que supo interpretar.

No estaba nada bien.


En un principio, aquella noche una semana atrás, no sabia si estaba furioso con la itako, con su abuela o con ambas. Paradójicamente descubrir el verdadero culpable de su enojo no sirvió de mucho. La decepción pasó a ser una constante en cada ocasión que un espejo cruzaba cerca de él, tal y como la sentía en ese preciso momento en que cerró la puerta del baño y miró de forma inevitable, por acción refleja, frente a él encontrándose con esa mirada castaña que últimamente se fijaba resentida hacia su persona.

- Que diminuto eres – si alguien más estuviera ahí habría iniciado la llamada de alerta para avisar el regreso de Hao Asakura, sin embargo él estaba muerto, solo se trataba del patético Yoh, su sombra, demostrándose a si mismo lo ciertas que eran las palabras que una le pronunció tiempo atrás su hermano mayor.

¿De que otra forma se explicaba lo que acontecía en ese momento de su vida? Era puramente su culpa todo lo que ocurría. Si bien Anna nunca fue directa con él acerca de sus sentimientos, tenía cierta justificación, siempre había sido una tumba en cuestión de palabras, educada por la vida para no expresarse, un mutismo que él debía de haber aprendido después de tantos años. En cambio él… ¿Qué excusa tenia? Ninguna, había dado por sentado que ambos entendían sus sentimientos, tenia sus detalles para con ella, pero nunca fue lo suficientemente claro en sus intenciones, de hecho una semana atrás estaba a punto de hacer la primera declaración de sus sentimientos hacia ella.

Si tan solo hubiera tenido oportunidad ¿las cosas serian distintas? No estaba seguro de ello, una parte de sí le decía que estarían todavía comprometidos y felices, pero otra le recordaba que una semana atrás también estaba seguro de que Anna contestaría de inmediato.

Salió mas cansado del baño de cómo entró, si la pelirrosa se lo sugirió para sentirse mejor, tenia que informarle que ello no sucedió. Si no fuera por la comida que comenzaba a oler delicioso se iría directo a su cama, pero no podía dejar plantada a su amiga, además…sentía la necesidad de mirar una vez mas a su todavía prometida, había salido determinado en encararla por ultima vez al siguiente día, esa noche seria la ultima de esa tregua silenciosa.


Fin del episodio.

No hay comentarios: