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miércoles, 9 de enero de 2008

Silence - Chapter 1 - A fanfic of Shaman King

Silence

Por Lizeth Torres
Shaman King fanfiction
Genre: Romance, drama
Chapter: 1
State: In progress
Fiction rating: T (13+)
Capitulo 1
Preparativos

Aun cuando las tinieblas me han arropado tu me has acompañado, no me dejes ángel mío, pues mi corazón me has robado.


Una semanas atrás

Las vacaciones de verano habían comenzado, sin embargo era como si todos los alumnos hubieran decidido ocupar por completo los pasillos para no dejarle pasar, mas interesados estaban en poder despedirse o comentar sus planes para el verano, no veían la verdadera necesidad del chico que entre la multitud iba intentando abrirse paso. Si Anna lo descubría saliendo de la escuela sin esperarla tendría la peor sesión de entrenamiento que en mucho tiempo no había recibido.

Desde que el torneo de shamanes se suspendió por los incidentes ocasionados por Hao, su ahora desaparecido hermano mayor, los entrenamientos no solo seguían en pie, sino que de un tiempo para adelante comenzaban a tornarse mas estrictos y pesados, a veces se preguntaba si la razón de ello fuera algún resentimiento de la rubia por no impedir que el alboroto de su hermano interrumpiera lo que ella llamaba la imperiosa victoria de los Asakura. Pero él sabía que todo se debía a que como hijo único de la familia algún día tendría que ocupar su lugar como descendiente de tan antigua tradición, pues no era un secreto que algunos miembros del gobierno comenzaban a hacer visitas seguidas a su abuelo en busca de contactar a antiguos gobernantes del Japón para recibir de ellos guía y orientación, si eso seguía, muy pronto los Asakura volverían a ser tan exitosos como lo fueron en el pasado.

Tener que pensar en ese futuro tan comprometido no le agradaba para nada, no obstante la itako se empecinaba en siempre recordarle aquello como la razón de todos sus esfuerzos por mantenerlo en forma e incrementar sus habilidades. ¿Solo le preocupaba su futuro económico? Era la pregunta que en ocasiones rondaba su mente cuando veía a Anna tan ensimismada en esos pensamientos. Estaba seguro de que no, Anna escondía siempre sus sentimientos, y por ello sacaba de conclusión que todo aquello del dinero solo era su manera de decir que estaba ansiosa por vivir juntos siempre. O eso solo era lo que él creía.

Fue hasta que llegó a la estación de trenes que se dio cuenta de que no se despidió de su amigo Manta, tendría que mandarle un mensaje por el celular para disculparse, tan apurado estuvo de salir de ahí que no reparó en decirle sus intenciones. Entró a la línea que lo llevaría a aquella tienda que tanto le urgía encontrar, era cuestión de vida o muerte, pues el día de mañana era una fecha muy importante, y encontrar aquel objeto se trataba de una misión de vital de importancia, no quería que todo su plan se arruinara ni por el mas mínimo detalle, todo ese mes había estado planeándolo en secreto, ni siquiera Manta estaba enterado y mucho menos Anna, le costó bastante no levantar sospechas, puesto que los espíritus de la pensión en ocasiones le seguían para corroborar que estaba realizando sus ejercicios como lo requería la señorita.

Llegó a un distrito comercial repleto de gente, lo que le causó nuevamente claustrofobia, comenzaba a disgustarle no poder caminar libremente por la acera, por suerte conforme iba avanzando, guiado por un volante que encontró de la tienda que buscaba donde venia un croquis, la multitud iba haciendo menos numerosa. Ya podía imaginarse con aquel objeto en sus manos, y muy pronto disfrutaría la recompensa por encontrar tan preciado y escaso tesoro.

Al entrar el vendedor lo miró reconociéndolo de inmediato al escuchar el saludo del joven, era aquel que casi había suplicado por ese articulo, aquella era una tienda especializada en la adquisición de objetos especializados o de edición limitada, todo dependía de las necesidades del comprador, hasta ayer aquel muchacho no paraba de llamar todos los días a cualquier hora durante el ultimo mes preguntando para ver si el objeto de deseaba había llegado. Por suerte para el castaño un día antes no tuvo que realizar la llamada pues ellos mismo le notificaron de la llegada de su paquete telefoneándole a su casa ocasionando que Anna casi se diera cuenta de todo, tuvo que mentir diciendo que se trataba de un pedido de libros que requirió hacer para ayudarse en una materia en la que la estaba teniendo difícil. Pronto no habría más necesidad de seguir mintiéndole.




Eran casi las siete cuando notó como su prometido se escabullía hasta su habitación escondiendo algo entre sus manos, no lo regañó, tarde o temprano se enteraría de aquello, descubriría la razón del extraño comportamiento que se traía a cuestas el castaño. Manta Oyamada era su primera pista, sin embargo por primera vez Yoh había sido tan minucioso con sus asuntos y tan discreto que ni siquiera su mejor amigo tenia conocimiento de sus planes. Los espíritus de la casa tampoco ayudaron mucho, pues de alguna manera el moreno lograba ahuyentarlos dejándolos tan asustados como si acercarse al chico resultara en su propia destrucción, los había visto una tarde escondidos en una de las habitaciones que tenían tiempo sin ser usadas.

Un delicioso olor empezaba a llenar el ambiente embriagándola, recordándole que muy pronto sería hora de cenar. Yoh ya estaba preparando uno de sus guisos, posiblemente de forma apresurada pues la rubia le tenía muy bien definidas las horas en que el alimento debía de estar en la mesa. Cada día cocinaba mejor, no podía negarlo, pero si se lo decía podría hacer que el joven se conformara y no siguiera perfeccionando su arte culinario.

Al entrar vio a Yoh buscando algo en la nevera, no lo interrumpió, solo se sentó frente a la mesa donde aun se veían varias verduras listas para ser picadas y algunos envoltorios carentes ahora del ingrediente que protegían, era agradable ver al castaño entretenido en su tarea, podía ver en su cara que disfrutaba hacer aquella labor. Le gustaba verle sonreír cada vez que alguna de sus ocurrencias daba resultado.

- ¿Dónde estabas?- preguntó con ese tono al que tenía acostumbrado al joven, un reproche de lo más común en ella. Pudo darse cuenta de que los músculos del castaño se tensaron al escuchar su pregunta, no podía evitar cierto recelo por ser privada de aquel secreto que sabía que guardaba su prometido.

- Manta me pidió que lo acompañara a Shibuya- intentó fingir que se concentraba en mover el guiso un poco para que no se quemara. Anna en cambio sabia que aquella respuesta era una mentira que no hacia mas que preocuparla y aumentar en un grado mas su enfado hasta ahora imperceptible por el chico.

- No sabia que tuvieras otro amigo también llamado Manta- la frente de Yoh comenzó a sudar y no precisamente por los vapores de la cocina, se le olvidó que los tres estaban en la misma aula, y que a ambos los había dejado en ese mismo sitio al salir de la escuela.

- Bueno, es que yo….yo….- su rostro estaba enrojecido. Apagó la estufa y comenzó a servir en los platos tanto el guiso como también el arroz que tenia preparando en la olla. No se atrevía a mirar aquellos ojos que no paraban de observarlo, la rubia debía de estar deseando poder tener todavía la capacidad de leer su mente- Lo siento- fue lo único que dijo para luego comenzar a comer, invitando a que ella lo imitara para matar el tema.

No dijo mas, sin embargo no se rendiría, su prometido un día de esos confesaría ya fuera por las buenas o por las malas. Comenzó a probar del guiso, al hacerlo tuvo que bajar la vista para identificar de lo que se trataba, nuevamente Yoh la había sorprendido, la soya fue sido sustituida por pimienta y orégano, las verduras estaban tan finamente cortadas y el guiso en si representaba un magnifico logró de su prometido.

El castaño la miraba inquietado, estaba conciente de la reacción de la joven al probar, pero como su rostro no reflejaba más que sorpresa no podía traducirlo como una respuesta positiva o negativa.

- ¿Y bien?- preguntó para que por fin respondiera.

- No esta mal- volvió a probar un poco mas- pero necesitas mejorar mas, no soy tan fácil de satisfacer- se detestó a si misma cuando vio la cara decepcionada que Yoh quiso ocultar al escucharla, mas no se retractó.

El resto de la cena transcurrió en silencio, ella suponía que se debía tanto por su opinión acerca del platillo principal, como por precaución para no sacar nuevamente el tema de su ausentismo de la tarde. Cuando terminaron y el joven ya terminaba de limpiar la cocina dudó en volver a preguntarle, no quería ponerlo nervioso nuevamente, desde un par de años atrás Yoh había cambiado de tal manera que cada día se volvía mas responsable. Aunque eso no le quitaba su personalidad despreocupada que ella a veces pensaba que solo era una mascara que le mostraba a la gente.

- Me iré a dormir, procura apagar todas las luces- le dijo antes de marcharse.

- Annita- se detuvo al escucharlo, estaba parado frente a ella con las mejillas extrañamente enrojecidas- si no te molesta me gustaría salir de la casa el día de mañana.

- Ahora si me pides permiso- le reprochó la chica.

- Es que….quiero que me acompañes a un lugar- arqueó una ceja, ¿Qué tendría planeado?

- ¿A dónde?

- Preferiría mantenerlo como un secreto- contestó el castaño rascándose la nuca.

- Será por que es un lugar que sabes que no me va a gustar- dijo cruzándose de brazos.

- No….no…te prometo que te va a agradar- vio que temblaba y se regañó a si mismo al darse cuenta que sus piernas parecían en ese momento hechas de gelatina, esbozó media sonrisa que no tenia caso pues sabía que no convencía para nada a la rubia.

- ¿A que hora?- se limitó a preguntar, eso alegró a Yoh, entonces era un si.




Llegó el día siguiente, Yoh ya estaba esperándola bajo las escaleras, estaba más arreglado que de costumbre, casual, sin embargo parecía haberse esmerado para que su atuendo luciera bien ese día, casi se avergonzaba de haber tomado en la mañana la primera ropa que encontró para vestirse.

- ¿Nos vamos?- preguntó viendo que su prometido no se atrevía a pronunciar palabra, parecía inmerso en un sin fin de pensamientos luego de ver que ella ya estaba preparada.

El castaño asintió recogiendo una mochila con un contenido desconocido para ella, otra actitud extraña que reconoció la itako, pues el chico nunca solía cargar algo consigo a excepción de su portafolio del colegio en las horas de escuela.

Caminaron hasta la puerta, sin embargo el teléfono hizo que se detuvieran, su impertinente timbre resonaba en la casa pidiendo con urgencia (como siempre lo suele hacer) que levantaran de la bocina lo antes posible. Anna gruñó por lo bajo, nunca dejaría de molestarle aquel aparato, como vio que Yoh no estaba muy dispuesto a dirigirse a contestar lo hizo ella, una voz familiar le hizo perder el enfado en cierta medida mientras escuchaba una serie de instrucciones.

Yoh solo miraba como la rubia escuchaba con atención el auricular del teléfono, el asunto parecía serio, pues cada vez se ponía mas sería Anna, debía de tratarse de alguno de sus abuelos, puesto que solo la familia llamaba en contadas ocasiones para darles noticias o darle instrucciones regularmente referentes a su entrenamiento, del cual Anna siempre se encargaba como de costumbre que cumpliera.

Dio un suspiro que no alegró para nada a Yoh, tenía un mal presentimiento de todo eso.

- Era tu abuela, quiere que vayamos a la casa principal lo antes posible- todo aquello tiraba a la basura sus planes, negarse no parecía estar entre las posibilidades, pues la misma Anna se habría negado antes su maestra, pero aquello debía de tratarse de un tema serio.

Adiós al día que tanto tiempo le llevó planear.


Fin del capitulo

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