Central de anuncios

Sitio que a partir de ahora funcionará para anunciar las actualizaciones de mis distintos sitios web; fanarts, videos, fanfics, escritos, noticias del foro.

lunes, 14 de abril de 2008

Sohryu - La sombra del pasado - A original fiction

La sombra del pasado

Sohryu

Por Lizeth Torres

Original fiction

Genre: Drama, general

State: In progress

Fiction rating: T (13+)

Apenas tenía cuatro años de edad cuando su madre, y único pariente, la dejó sola en la rivera del rio temprano en la mañana, dejándole consigo solo el kimono que traía puesto.

– Desde ahora te valdrás por ti misma – le dijo eso mujer – yo ya no seré responsable de ti – aquellas fueron las ultimas palabras que escucharía de la persona de ella.

Para su madre la irresponsabilidad era su cualidad y los cuidados eran solo para ella misma, se podría decir que no era como ninguna otra madre, tal vez eso de debía a su naturaleza y eso solo significara que los yokai estaban destinados a vivir solos, tan solos como lo estaba ahora ella en la orilla de aquel rio.

Llegando la noche fue cuando el miedo la invadió y los nervios comenzaron a traicionarla, y no era para menos temer en la situación en la que estaba, mas específicamente el lugar en el que estaba, por descuido había resbalado en el camino y caído a una zanja de la cual no podía salir por si sola, en otras circunstancias no sentiría aquella impotencia, pues tenia de consuelo la luz de la luna que le daba la oportunidad de vigilar los alrededores, sin embargo, justo esa noche las nubes habían decidido confabularse en su contra cerrando el cielo en una masa gris que amenazaba en caer de forma tempestuosa de un momento a otro.

– ¡Detesto esto! – gritó llena de rabia mientras sus lagrimas se escondían en la oportuna lluvia – ¡estúpido padre que nos dejó solas! ¡estúpida madre que no sabe lidiar con su hija! ¡Váyanse al infierno todos!... ¿por que me dejaron solita? – aquella pregunta solo fue un murmulló que culmino con su entrega total al llanto, que importaba verse como una bebé, estaba sola, así que si quería llorar lo haría cuanto tiempo quisiera, a final de cuentas no había mucho que hacer en esa zanja.

– Una señorita no puede hablar así – esa voz extraña la hizo voltear hacia arriba, se trataba de un hombre, ya un anciano, que le extendía su mano en clara señal de querer ayudarla a salir de ahí.

Dudó, claro que dudó, aquel era un completo extraño, que si bien era un humano, podía matarle de un solo golpe al ser ella apenas una niña inexperta, era un yokai, por supuesto, peor el bien podría ser un cazador de los que tanto abundaban por ahí, preparado para terminar con otro monstruo mas antes de que se convirtiera en una amenaza para los pueblos humanos.

No fue la mirada cálida que le dedicó ese hombre, ni las palabras educadas que le profesó, ni la sonrisa que iluminaba ese rostro lleno de arrugas, sino el mismo miedo de seguir ahí en la soledad. Se arriesgaba, como había meditado, a ser asesinada en ese sitio, no obstante eso era preferible a seguir perdida. Dejaría su destino a ese humano.

Su nombre era Taro Kigai, un viejo monje que vagaba de pueblo en pueblo librando de maldiciones y purificando los sitios invadidos por yokais. Desde ese día ella lo acompaño a cuanto lugar se le ocurriera visitar, sin demostrar nunca algún desagrado por su naturaleza, la trataba como si fuera su hija y no se negó en ningún momento, desde la primera vez que ella se atrevió a pedirlo, a enseñarle sus hechizos para sellar espíritus e incluso recrear la vida con tan solo usar los huesos de los muertos, incluso sus ojos fueron capaces de ver como las almas de los moribundos se iba desprendiendo de su cuerpo físico.

Para la edad de doce años ya había aprendido todos los conocimientos de su maestro, quien admirado, tenía que admitir que la mente de un yokai podía retener información de una forma tan fantástica como la de pocas personas en el mundo, el mismo tuvo que durar décadas recopilando y asimilando la información que ella en solo 8 años logró aprender a la perfección. Incluso ya estaba acostumbrada a estar entre los humanos, guardaba muy en el fondo el rencor que podía llegar a sentir cada que las personas la miraban despectivamente por la amenaza que representaba para ellos.

A esas alturas ya se había dado a la idea de que toda su vida seguiría los pasos de su maestro y que lo acompañaría todo el tiempo que le restará a él, cosa que no le molestaba en lo más mínimo, pues se encontraba feliz al lado de aquel hombre que demostraba quererla.

El párrafo anterior es bastante sugestivo, y tal vez a estas alturas más de uno debe saber lo que se avecina, por supuesto, no están equivocados. Como era de esperarse en esos tiempos, lo constante nunca duraba mucho y todo momento de quietud era interrumpido tan rápido como un rayo.

Se trató de un Oni, que desesperado por salvar su vida, logró quitarle la suya al anciano Taro, eso no era algo que se esperaba, y la niña no pudo hacer nada a tiempo, su reacción fue después de ver el cuerpo inerte de su maestro e incluso como era que su alma se desprendía. Se lanzó contra aquel monstruo para que pagara su delito, intentó varios rezos, incluso ponerle pergaminos selladores, pero la enorme bestia no la dejaba realizar bien dicha tarea. De forma extraordinaria ella utilizó sus poderes sobrenaturales, de sus manos salieron hilos que mantuvieron al Oni enredado e inmóvil durante algunos minutos hasta que este lograba rompes el frágil filamento.

El Oni no podía estar mas molesto de aquellos juegos que realizaba sobre él la diminuta criatura, estaba decidido a terminar con su existencia de un solo puñetazo. La pequeña solo se cubrió la cabeza con ambos brazos, resignada a acompañar al alma de su maestro.

Pero ese puño nunca llegó a su casa.

Sus ojos miraron como ese brazo se retorcía aun cuando ya había sido arrancado del tronco. Un corte fino fue lo que desprendió sin más remedio.

La bestia miró furiosa a lo que estaba a sus espaldas, su rostro cambió por una expresión de espanto, ella entonces quiso mirar lo que podría estar asustando a un yokai tan grande.

A simple vista solo era un muchacho, yokai igual que ellos, ella parpadeo apenas una vez para cuando aquel demonio desapareció del sitio donde estaba y aparecer de sorpresa atrás del Oni, quien había recobrado el enojo por perder su miembro, el disgusto no duró mucho, cayó al suelo despedazado como si fuera un muñeco al que se le podían desprender sus partes.

Ese joven apareció de pronto a un lado de ella, mirando fijamente la cabeza de aquella criatura con repulsión, la niña dejó de mirarlo, posando ahora su vista al cuerpo sin vida de su maestro, no esperaba que todo terminara así.

– No creas que lo hice por ti – escuchó la voz del joven de cabello negro – este Oni llevaba mucho tiempo molestándome, ya se merecía terminar así. Por el cuerpo no te preocupes, yo no pienso comérmelo, si es lo que piensas. Debes prepararte mas, pareces un torpe humano – recogió un objeto del suelo y pasó a un lado de ella.

– ¿Puedo acompañarte? – no supo por qué lo dijo, tal vez por estar de nuevo sola y solo contar con ese extraño en medio de ese campo, tal vez intuición, podría ser que su destino estaba unido al de aquel sujeto como lo estuvo a Taro Kigai. Sus ojos se quedaron fijos en la fisionomía de ese hombre esperando la respuesta, ya sabiendo que era en vano.

– Solo si no molestas – él pensó que seguramente si no hubiera contestado, igual sería seguido por ella.

Destino o no, ese día Sohryu formó un lazo con ese sujeto, una unión que si bien por el momento era laxa y frágil, ella misma se encargaría de estrechar más y más hasta el día en que la siguiente tragedia sucediera.

Ingenua ella, no sabía el camino que estaba eligiendo.

Fin

Un relato medio retro, escrito hace tres años y remasterizado recientemente, después traeré mas historias de mi mundo de guardianes y demonios, y así podrán entender mejor lo que sucede.

No hay comentarios: